San Antonio de Cobres, un viaje directo al centro de la Puna

Está a poco más de seis horas de la capital de Tucumán. El pueblo -que tiene una población estable de 6.000 personas- está ubicado a 3.775 metros sobre el nivel del mar y es un fiel reflejo de la historia de la puna. Sus construcciones conservan aún técnicas ancestrales y durante el verano se vuelven centro del carnaval más alto del mundo, que se realiza en el viaducto La Polvorilla; está a pocos kilómetros del pueblo y es el más conocido de los viaductos que recorre el Tren de las Nubes. Se trata de un puente considerado una obra de la ingeniería, por ser uno de los más largos y altos del mundo. Y es -dicen los turistas- una visita obligada por los paisajes que desde allí se vislumbran.

San Antonio de Cobres es perfecto para unos días de relax en la puna: allí se pueden visitar varios museos (como el Museo Étnico y Arqueológico y el Museo Regional Andino); podrás sumergirte en la naturaleza en la Reserva Provincial Los Andes y ser testigo de fauna particular como el suri cordillerano y los camélidos sudamericanos; y también tendrás la posibilidad de realizar diversas rutas de biking, trekking y travesías 4x4 (hacia distintos salares). En el pueblo, la oferta gastronómica y hotelera es suficiente para algunos días de pernocte: una noche en un hotel premium puede costar hasta $ 30.000 y un departamento (en base doble) desde $ 4.000.

Tolar grande: retornar hasta el origen de la vida

De San Antonio de Cobres a Tolar Grande hay poco más de 200 kilómetros, pero cada segundo del viaje vale la pena. El pueblo está rodeado de volcanes y es uno de los paisajes más increíbles de la puna. Es un pueblo ferroviario ubicado a 3.500 metros de altitud; no tiene más que 150 habitantes, pero conserva vestigios de lo más antiguo de nuestra especie.

Lo primero que tenés que visitar son los Ojos de Mar, tres oasis de agua turquesa ubicados en el Tolar. Y hay algo que los hace más increíbles: allí se encuentran los estromatolitos vivos, los organismos más antiguos de la vida en el planeta. Y aún mejor: fueron descubiertos por una científica tucumana.

En Tolar Grande son muchos los paisajes para visitar, pero si querés fotografiarte como si estuvieses en Marte, tu lugar perfecto es Los Colorados, un conjunto de morros de piedra arcillosa que conducen al Desierto del Diablo, un lugar aún más extraterrestre. También podrás llegar hasta El Arenal, un predio con un gran mirador hacia los siete volcanes de Los Andes: Llullaillaco, Socompa, Aracar, Guanaqueros, Pulares, Salin y Arizaro. El último también le da nombre al Salar más grande de la Argentina.

Si vas hasta allí, podrás encontrarte con el Cono de Arita, una formación rocosa muy similar a las pirámides egipcias. En el pueblo no hay muchos alojamientos; la Hostería Municipal es una buena opción. La habitación doble parte desde los $ 8.500 la noche. También hay varios lugareños que ofrecen sus viviendas a los turistas para pernoctar.

El Salar de Pocitos, un lugar único para recorrer

Quienes ya lo han visitado, lo comparan con el Caribe. Es que sus aguas cristalinas -se acumulan en épocas estivales- son de otro mundo. El Salar de Pocitos queda en la ruta entre San Antonio de Cobres y Tolar Grande. A su vera también se encuentra Pocitos (viven 15 familias), lugar que tomó un poco más de reconocimiento cuando hace unos años el Salar quedó entre los finalistas para las siete maravillas naturales de la Argentina. Se puede visitar: hay una escuela primaria, un colegio secundario (itinerante), la radio FM y algunas pocas casas de comidas. Para poder llegar hay que atravesar la Quebrada del Toro; es, sin duda, un viaje para hacer en familia, disfrutando de los paisajes que atraviesan la puna salteña. Una vez en el lugar, se puede apreciar el Cerro Macón, una montaña de más de 5.600 metros de altura.